viernes, 6 de julio de 2007

Piedra Pintada: Un viaje a nuestro pasado




“Piedra Pintada”, llamado también “Complejo Arqueológico de Vigirima”, está ubicado en el sector Tronconero, Municipio Guacara del Estado Carabobo. Se encuentra al norte del Lago de Valencia, cerca de Yagua. Abarca un área aproximada de 12 hectáreas.




Cuando pensamos en ir al Estado Carabobo, muchos nos emocionamos por el hecho de saber que tendremos la oportunidad de darnos un chapuzón en Isla Larga; en Valencia, de visitar grandes centros comerciales y de no dejar de pasar por algún local de El Viñedo, zona cuya vida nocturna es muy movida. Propongo que le robemos medio día a esa visita de compras y de rumbas, y le pongamos un poco más de gasolina a nuestro viaje y nos lleguemos hasta el “Museo de Petroglifos* Indígenas Parque Piedra Pintada”.



El Parque Piedra Pintada es una de las monumentales bibliotecas al aire libre de arte rupestre con que cuenta Venezuela y se encuentra a 10 min. de la salida de Guacara en la autopista Caracas-Valencia, dirección norte, vía Vigirima. La mayoría de los yacimientos de petroglifos se localizan principalmente en las márgenes o en islas rocosas de los ríos Orinoco, Ventuari, Casiquiare y Río Negro. Es por ello que este parque, considerado como el logro más admirable del arte rupestre del país y ubicado cerca de la región centroccidental, es algo que no deberíamos dejar de conocer. Se estima que los petroglifos allí existentes tienen hasta dos mil años de edad y son más de 165 conjuntos de figuras con motivos religiosos y ceremoniales distribuidos en varias áreas.



Piedra Pintada es considerada por los arqueólogos como un sitio ceremonial, debido a la ausencia de entierros, cerámicas y otros restos, que caracterizarían a un asentamiento indígena. La mayoría de las representaciones corresponden a la fauna circundante de la zona, a la vida cotidiana, a lo cultural y a lo espiritual. Lamentablemente este patrimonio histórico-cultural se encuentra al aire libre, a merced de la luz solar, lluvia, vientos y cambios climáticos que causan paulatinamente erosión y cáncer de la piedra y que con el tiempo irá desapareciendo privando así a las futuras generaciones del conocimiento de nuestros antepasados a través de estos petroglifos.


















Al visitar el parque es recomendable usar zapatos o botas montañeras debido a que el acceso al sitio donde se encuentran la mayoría de las piedras en muy rocoso. El lugar posee guías turísticos, entre jóvenes y otros ya no muy jóvenes (personas que han trabajado en el parque desde hace muchos años), y ojala cuentes con la suerte de que al hacer el recorrido te acompañe uno de estos últimos, pues sabrán informarte más detalladamente de los distintos significados e historias que se entretejen alrededor de estas antigüedades. No desaproveches la oportunidad de observar de cerca y con cuidado estas lajas, que puedas creerte en una máquina del tiempo y visualizar a los aborígenes, Caribes y Arahuacos, creando toda esa gran sala de arte. Existe abundante vegetación de montaña e incluso cuenta con una quebrada, de manera que ambos elementos contribuyen a inyectarle magia al lugar. Si deseas pernoctar en el parque debes tramitar el permiso respectivo con INPARQUES, que gracias a él es que se trata de mantener en buenas condiciones el lugar.

Conectemos con nuestro pasado para saber siempre quiénes somos en el presente; como siempre, no olvides tu cámara, disfruta del sitio y comparte la experiencia con tus amigos.

Visitar también:
Petroglifos de Vigirima
Aspectos Arqueológicos

viernes, 22 de junio de 2007

Cascada en El Parchal



El Parchal en un caserío ubicado en el sector Chupa La Flor en el Municipio Simón Planas del Estado Lara. Este caserío se encuentra incrustado en el Parque Nacional Terepaima, declarado como tal el 14 de Abril de 1976, y que abarca los municipios Palavecino, Iribarren y Simón Planas. Toda esta área brinda protección a jaguares, osos frontinos, cachicamos, lapas, monos, cunaguaros, venados, dantas, paujíes, copetes piedra, cardenalitos, entre otros. Su extensión es de 18.650 ha y la temperatura en esta zona oscila entre los 19° y 26° c. Fue de asentamiento de Cherrecheres, Guamonteyes, Guamos, Atures, Colorados, Achaguas, Guáricos, Taparitas, Gayones y Otomanos.










A veces con la excusa de no contar con dinero suficiente nos cohibimos de salir de paseo, ¿pero que tal si aceitamos esa bicicleta que tenemos arrumada en el garaje, vianda en mano, unos cuantos potes de agua y un buen protector; y nos lanzamos a “cerrear”?

Un domingo bien temprano en la mañana, incluso antes del amanecer, tomar una ruta, y sobre la bicicleta ver despuntar los primeros rayos del sol, es una sensación fascinante. Una de la rutas que te recomiendo que hagas, y bien temprano, es esta que te lleva a una cascada ubicada en El Parchal. El acceso a este caserío lo puedes tomar por una carretera de tierra que te consigues como a un 1km luego de la salida de la sección de autopista La Variante los Cristales, que tomas después de pasar la ciudad de Cabudare y la Estación de Servicio ubicada en La Campiña.

Al comienzo del paseo te conseguirás atravesando las vías férreas que comunican a Barquisimeto con Acarigua y grandes extensiones de cañaverales. El trayecto es de aproximadamente de 5km y siempre derecho, sin tomar ningún cruce. El recorrido, si no eres un experto en este tipo de terreno, debes hacerlo pausadamente. En el camino te conseguirás con ascensos leves que te exigirán trabajar con las velocidades de la bicicleta. El tiempo estimado de ascenso hasta el sitio donde se encuentra la cascada es de poco más o menos de una hora y media. Aunque esto dependerá de los descansos que hagas y lo más importante, parafraseando a mi amigo Luis Miguel, como “andamos paseando”, no importa cuanto te tome llegar, siempre y cuando te mantengas hidratado y vigilante de tu estado físico.

Ya casi llegas a tu destino cuando te consigues con la primera casa del sector El Parchal, y que como 500 mts de allí, en una curva, hay un desvío a la derecha donde se encuentra la entrada hacia la cascada. Toda la zona esta cubierta por una vegetación espesa donde abundan helechos y árboles frondosos y que hace del lugar muy fresco y agradable. Cuenta con un gran pozo en donde cae agua, cristalina y muy fría, desde una altura máxima de 10 mts. El rato que pases contemplando el sitio te hará ver que es un lugar aun virgen y que mientras menos alteres su ecosistema mejor se mantendrá el lugar para que otros visitantes los disfruten.

Este tipo de recorrido es necesario, la primera vez, hacerlo con personas que conozcan la ruta, para mayor seguridad y disfrute de la actividad (todos los domingo y los días feriados, frente al Parque El Cardenalito, se reúnen a golpe de 6am grupos de ciclistas de montaña). Como siempre, nunca olvides tu cámara y trata en lo posible de disfrutar el paseo al ritmo de tu respiración y de tu corazón.


















Visitar también:

domingo, 3 de junio de 2007

Mitibibo: Aire fresco y tranquilidad





Nada de resort, servicio a la habitación, restaurantes de lujo y lugares típicos para turistas. Te propongo no ser un turista sino un viajero. Te propongo conocer a nuestro país a través de su gente, de sus costumbres, de su música y sus comidas; a pie o en bicicleta, en contacto directo con la naturaleza.

El poblado de Mitibibo se puede tomar como comienzo de esta aventura. Esta ubicada en pleno Páramo de Sierra La Culata, ramal nororiental de Los Andes venezolanos. Se llega pasando por la carretera trasandina Mérida - Apartaderos, como a diez minutos tomas un cruce a la izquierda, hacia Llano el Hato (vía Astrofísico). Se encuentra a 3.400 m.s.n.m, en la parroquia La Toma, en el Municipio Rangel del Estado Mérida.





En este pueblito habitan parameros en casas andinas tradicionales ubicadas en medio de la naturaleza. Algunas de estas fueron acondicionadas y convertidas en posadas por sus propietarios, con la asesoría técnica y apoyo financiero de la fundación Programa Andes Tropicales, para recibir huéspedes y así contribuir al fomento del turismo rural comunitario. Esto ha incentivado a la creación de la Red de Camino de Posaderos para interconectar distintas poblaciones.

La aventura comienza, inicialmente, cuando en la noche la temperatura puede hasta llegar a 0 grados y no se cuenta con un sistema de calefacción moderno, sino que dependerá de unas cuentas botellas de agua caliente introducidas debajo del cobertor de tu cama para mantenerte a gusto y así conciliar un sueño reparador. Para asearte deberás de ingeniártelas para no congelarte al salir de una ducha caliente, pues la temperatura promedio día es de 13°. Es conveniente contar con ropa adecuada, como una buena chaqueta y pantalón de fibra polar, guantes y gorro, para disfrutar sin tropiezos de esta temperatura. A la hora de comer, disfrutarás de la típica rica comida andina paramera: arepas de trigo, miel, revoltijo de huevos criollos, queso ahumado en hojas de frailejón, la pizca, te de hierbabuena y la bebida calentao; productos estos elaborados en la zona y que con tu consumo ayudas a la manutención de muchas familias.




En Mitibibo conseguirás aire puro y tranquilidad. Percibirás constantemente el susurro del río que bordea al pueblo. En las noches con cielo abierto, tus ojos no alcanzaran para ver tantas estrellas juntas. En el día, si caminas por los alrededores, quedaras empalagado de la diversidad de colores de los jardines de las casas andinas allí establecidas. La neblina y el roció se convierten en tus compañeros de estadía, es por ello que es importante que no te descuides y siempre estés abrigado.

Desde este poblado puedes realizar distintas travesías, en compañía de los guías o baquianos del lugar que por un precio módico, te llevarán a adentrarte en el corazón de los páramos andinos, conociendo otra faceta de estos paisajes. Puedes hacerlo a pie o, si prefieres, en bestia. La travesía que te recomiendo que hagas es la de La Laguna Los Patos, pero puedes escoger también ir al El Portachuelo, la Laguna de los Muñecos o recorrer el Páramo El Banco. Degustar un rico almuerzo, en plena travesía y amparados por las grandes montañas andinas, es un experiencia encantadora. Prohibido no portar cámara fotográfica, pues nunca sabrás si tendrás la suerte de que te sobrevuele un cóndor. A través de los recorridos con los baquianos, entre la neblina, frailejones gigantes y potreros, te enteras de lo que acontece en los alrededores: espantos y aparecidos, héroes de la localidad, fiestas que celebran y tradiciones arraigadas.

Si no contaras con buenas condiciones físicas para efectuar travesías, entonces te sugiero es que esperes a que caiga la tarde y si el cielo está despejado, visitar el Observatorio Nacional de Llano del Hato , que queda como a 15 min de Mitibibo, en el poblado de Llano del Hato.





Si buscas relax y desconectarte de los enrollos de las metrópolis, aquí te presento uno de mis lugares predilectos.